Aprobado primer tratamiento con células madres externas al paciente.

El objetivo de los investigadores era dar con un tratamiento que ayudase a cicatrizar mejor. “La mayor parte de los fracasos de la cirugía, se deben a una mala cicatrización”, cuenta Héctor Guadalajara, cirujano digestivo y miembro del equipo de García Olmo. En todas las investigaciones se debe establecer el peor escenario posible porque si el tratamiento funciona en condiciones extremas, es más fácil que funcione en otras circunstancias más leves. Así, eligieron las fístulas perianales producidas por la enfermedad de Crohn (EC). Debido a la contaminación, la suciedad y la humedad del ano se trata de heridas de difícil cicatrización. Y a estas condiciones hay que sumarle que la enfermedad de Crohn es autoinmune. El biólogo Mariano García Arranz, número dos de García Olmo, aclara que a pesar de que la investigación se haya centrado en ello, el proyecto busca ir mucho más allá. “Ahora que hemos consolidado esto, se abren muchas otras vías de investigación”, cuenta.
Alrededor del 40% de los pacientes que sufren enfermedad de Crohn desarrolla fístulas perianales que, en un principio, pueden tratarse con medicamentos biológicos. “Pero cuando estos no son efectivos, hay que operar para cerrarlas”, cuenta Guadalajara. Las repetidas operaciones para cerrar las recurrentes apariciones de estos túneles ponen en peligro la función del esfínter y provocan incontinencia fecal. “Esto empeora mucho la calidad de vida del paciente porque la mayor parte de los enfermos de Crohn son muy jóvenes”, explica. El tratamiento, por tanto, está dirigido a aquellos que deben someterse a cirugía.
El nuevo tratamiento celular simplifica mucho la cirugía. La operación consiste en aplicar células madre directamente en la apertura de la fístula y sellar la zona con un punto. En pocas horas, el paciente puede irse a casa. Como la cicatrización es un proceso celular, el tratamiento ayuda a cerrar la herida más rápido. Además, al tratarse de un medicamento vivo, los efectos son duraderos en el largo plazo y esto se traduce en una experiencia mucho menos traumática para el paciente.
Con una sola inyección, el 50% de los pacientes que se han sometido al ensayo clínico han visto cómo sus fístulas se cerraban. “Y este resultado ha sido bajo los estrictos parámetros del ensayo clínico”, matiza Mariano García. La ley obliga a que el ensayo siga unos rígidos patrones para garantizar la efectividad del medicamento. Pero los investigadores están convencidos de que cuando el cirujano pueda aplicar su propio criterio para tratar cada caso particular en cuanto a la cantidad de la dosis o el lugar de aplicación del tratamiento, los resultados mejorarán notablemente.
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Fuente: ELPAIS.com 11/08/2016