martes, 7 de noviembre de 2017

Aspectos psicológicos en la EII pediátrica.

Los niños y adolescentes con alguna enfermedad crónica, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, están en situación de riesgo de desarrollar una variedad de problemas psicosociales que pueden terminar entorpeciendo su capacidad de participar en actividades académicas, sociales y deportivas.
Del mismo modo pueden también afectar a su capacidad para seguir cumpliendo con el tratamiento médico de su enfermedad. Una serie de estudios de casos sugieren que del 25 al 40 por ciento de los pacientes pediátricos con EII presentan síntomas de depresión clínica.
Problemas que pueden tener los niños con EII
Otros de los problemas reportados incluyen una reducción en el rendimiento escolar y absentismo excesivo; burlas de sus compañeros de clase, sentimientos de vergüenza durante las actividades deportivas, alteraciones del sueño y aumento de la fatiga, y, además, retraso en el desarrollo psicosocial.
Los desencadenantes de estos problemas pueden incluir la diferencia física con sus iguales; entre ellas se incluyen una baja estatura o el retraso de la pubertad, los patrones intestinales alterados, el aumento de las necesidades de ir al baño, la presencia de ostomías, cicatrices quirúrgicas o sondas nasogástricas. Además, los niños y sus familias pueden sentirse agobiados por el alcance de la atención médica requerida, incluyendo la administración frecuente de medicamentos (hasta 10 pastillas/día para algunos casos) y las visitas a los médicos. También pueden surgir conflictos entre los pacientes y sus padres sobre el apetito y la alimentación, especialmente si los padres no reconocen que la enfermedad puede causar la anorexia en los niños. Por último, los niños y sus padres pueden desarrollar un miedo al futuro, sobre todo para los pacientes con una enfermedad grave.
La depresión en los niños con EII se correlaciona con la actividad de la enfermedad, factores psicosociales y el estrés derivado de problemas socioeconómicos. Eso sí, mientras que la vulnerabilidad emocional subyacente puede ser desenmascarada por los estresores psicosociales mencionados anteriormente, también es posible que la depresión puede ser agravada por el propio proceso inflamatorio. Esto fue sugerido do por síntomas depresivos autoreportados, con presencia de ostomía y ansiedad, con relativamente baja actividad de la EII).
Los trastornos del sueño en los jóvenes con EII se asocian tanto con la actividad de la enfermedad y como de la depresión. En un estudio de jóvenes deprimidos con enfermedad de Crohn (EC), el 53% informaron tener alterados los patrones del sueño. Algunos de ellos, como la dificultad para iniciar el sueño, se asociaron con el dolor y la ansiedad, además de la actividad de la enfermedad, mientras que la duración del sueño estaba relacionada más estrechamente con la actividad de la enfermedad. Los problemas psicosociales pueden tener efectos importantes en la calidad de vida de un paciente y su familia del mismo modo que pueden también interferir con el manejo de la enfermedad. La ansiedad o la depresión pueden afectar la percepción del dolor abdominal de un niño, perjudicando la comunicación de los síntomas y la correcta monitorización clínica de la enfermedad. Por otra parte, la carga que supone la toma de la medicación y la excesiva atención médica puede conducir al “cansancio de la medicación” y la falta de adhesión al tratamiento.
Los efectos de la EII se extienden más allá del niño y pueden tener un impacto significativo en el nivel de estrés emocional y la calidad de vida de toda su familia.
Por ejemplo, un estudio de familias con hijos adolescentes con EII encontró que los síntomas depresivos de los adolescentes tuvieron un impacto importante en el nivel de angustia de los padres, independientemente de la actividad de la enfermedad. La mayoría de los padres encontrados en este estudio eran madres. Otro estudio entrevistó a ambos padres y también encontró que la angustia de la madre estaba estrechamente relacionada con el grado de ajuste emocional del adolescente. Por el contrario, la angustia del padre estaba más estrechamente asociada con la actividad de la enfermedad del adolescente.
El apoyo de un psicólogo, fundamental
Teniendo en cuenta estas cuestiones, el asesoramiento psicológico puede ser útil para los niños con EII y/o sus padres mientras trabajan para adaptarse a los retos de estas enfermedades. La terapia cognitivo conductual -ofrecida en la mayoría de las sedes de ACCU- mejora el estado de ánimo y calidad de vida en los adolescentes con EII y la depresión subclínica. Lo que ha llevado a directrices europeas ha recomendar que los pacientes con EII sean examinados de antemano para detectar ansiedad, depresión y observar si está indicado aplicar una intervención psicoterapéutica. En la misma línea, una encuesta mundial, realizada recientemente, recoge como los profesionales de salud abogan por que la evaluación de la salud mental sea un estándar en el manejo de la EII. Por desgracia, muchos adolescentes pueden estar “demasiado ocupados” o se muestran reacios a recibir atención psicológica. Además, la escasez de información sobre el verdadero impacto que produce la EII en los jóvenes junto al desconocimiento de los profesionales de los factores de riesgos que favorecen el malestar psicológico y unido a la falta de recursos y personal de las administraciones públicas hacen muy difícil que se puedan ofrecer servicios de atención psicológica en el tiempo y forma que requieren los pacientes.
Por lo tanto, y mientras, el pediatra gastroenterólogo debe ser quien esté disponible para abordar algunas de las cuestiones antes mencionadas de manera abierta y honesta durante las visitas clínicas. No sin olvidar que los padres y los niños pueden beneficiarse de los grupos de apoyo de los pacientes, como los ofrecidos por las asociaciones ACCU. Por último, también se ha demostrado que la asistencia a las jornadas  dedicadas a los niños con EII puede apoyar el ajuste psicosocial y el conocimiento de la enfermedad.
Autor: Roberto Saldaña. Lda. en Psicología.
Director-gerente de ACCU España
Fuente: ACCU España