Muchos padres y madres con enfermedad inflamatoria intestinal se preocupan sobre cómo tratar el tema de la enfermedad con sus hijos. A algunos padres les gustaría que sus hijos no sepan nada al respecto porque sienten que es lo mejor para ellos, sobre todo si la enfermedad es moderada. Otros padres deciden hablar abiertamente sobre su condición con su descendencia, especialmente si sienten que la enfermedad puede afectar a la familia.
¿Debería contárselo a mis hijos o no?
Si tu enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa no es severa o está en remisión puedes sentir que no es necesario decírselo a tus hijos. Aun así, el no contárselo puedes causarles algún problema ya que algunos pequeños son muy sensibles a la tensión y al estrés y pueden percibir que algo no va bien, que se habla de la enfermedad o, simplemente, ver como tomas la medicación.
Si tus hijos se dan cuenta de que no estás bien, el hecho de que no les hayas contado nada puede hacer que malinterpreten la situación, que en su imaginación lo que sucede sea bastante peor que en la realidad o tener la sensación de que si no se les ha contado es porque es demasiado terrible como para hacerlo.
Por otro lado, los niños no piensan igual que los adultos. Muchos pequeños tienen una lógica de causa efecto extremadamente sencilla. Por ejemplo, pueden pensar “estaba con mamá cuando me dijo que recogiera los juguetes. Después se puso mala. Quizás yo le hice ponerse mala” Por ello, es importantes que entiendan que tu EII no es culpa suya.
Contárselo, además, puede tener beneficios para ellos. Los padres suelen subestimas la capacidad de sus hijos para aceptar la realidad. Y es que contárselo puede ayudar a construir una relación de confianza más fuerte haciéndoles sentir incluidos y valorados. Incluso puede hacer que la familia se sienta más unidad y el paciente menos estresado si esto ayuda a que se entienda porque a veces no se pueden hacer cosas o se necesita ayuda.
El hablar sobre la EII en familia también puede ser una oportunidad para que los pequeños aprendan sobre el cuerpo humano, los tratamientos y los cuidados así como el trabajo en equipo para manejar situaciones difíciles.
¿Debería ser yo quién se lo cuente?
Como padre, madre o cuidador, lo mejor suele ser si eres tú el que se lo cuenta ya que puede tranquilizarles más que si lo hace otra persona. Quizás te cueste hablar de la enfermedad pero el mostrar las emociones y los sentimientos también puede ser útil. Si lloras, puedes explicar que estás triste por lo que te pasa y, al verte llorar, tus hijos sentirán que tienen permiso para hacerlo ellos también. El admitir y compartir los sentimientos de esta manera significa que les estás dando más apoyo a tus hijos. En cambio, si escondes tus sentimientos, tus hijos creerán que ellos deben hacer lo mismo y, a largo plazo, puede suponer que les cueste compartir sus preocupaciones.
Si no te sientes preparado para decírselo puede ser buena idea que lo haga tu pareja u otro pariente cercano como un abuelo. Puede ser útil que estés en ese momento para conocer cómo se le expone la situación y ver cómo reacciona ante la información. Incluso para el pequeño puede ser tranquilizador el hecho de que estés presente.
Fuente: Crohn's & Colitis UK